¿CÓMO HACER PARA TENER UNA AUTOESTIMA AJUSTADA?

La mayor parte de las personas reciben a lo largo de su vida una cantidad considerable de valoraciones o mensajes negativos: desprecios, faltas de respeto, alguna agresión física, insultos, gritos, burlas...

Los mensajes que repiten a los niños las personas encargadas de protegerles y cuidarles, pueden constituirse en programas de vida. Si dichos mensajes son negativos, los niños entenderán que, como no se adaptan del todo al modelo que tienen para ellos, no son dignos de ser amados ni de quererse y, por consiguiente, se vivirán con carencias afectivas y con una baja autoestima.

Los niños necesitan quererse y para ello necesitan sentirse queridos. Si el amor no les llega, buscarán formas de “llamar la atención”, por ejemplo, diciendo que no comen, que no saben hacer las tareas de la escuela, o pegándole al hermano pequeño.

Además, cuando alguien se vive con poca estima, tiende a estar en rapiña afectiva con los cercanos, y recurre a la degradación y a la crítica. Quizá piensa que si les “rebaja” las cualidades, él parecerá que es mejor.

A un niño se le ayuda a tener una autoestima ajustada reconociéndole sus cualidades (físicas y de personalidad) y enseñándole a valorar lo que tiene, sin olvidarse de felicitarle los logros, grandes o pequeños, que va alcanzando cada día. También va bien que los padres dejen la sobreprotección y permitan que el niño se haga cargo de las tareas que le corresponden, lo cual le llevará a sentirse útil y responsable.

Además procurarán evitar las comparaciones emocionales, ya que, cuando éstas se hacen, los niños pueden vivirse en pérdida. Éstos precisan aceptar las diferencias existentes entre las personas, ya que cada día se relacionan con compañeros con un físico determinado, unos rasgos de personalidad y una manera de hablar o de hacer las cosas peculiares. Cada uno precisa sentirse como único, distinto a cualquier otro y, en consecuencia, se requiere respetar las características, la situación y el proceso de cada cual.

Por último, para que uno pueda considerarse valioso, resulta esencial que las valoraciones positivas estén presentes en las relaciones cotidianas, tanto diciéndolas a los otros, como aceptando que se las digan a uno; también atreviéndose a pedir lo que necesita y aprendiendo a rechazar los mensajes nocivos.

Vía CRA ALTA RIBAGORZA

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