¿CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS CON SUS SUFRIMIENTOS?

La palabra “sufrimiento” está asociada a desgracias importantes: accidentes, enfermedades, muerte... En esos casos, como el dolor es muy grande, se considera útil contar con la asistencia de psicólogos y psiquiatras.

También existen otros sufrimientos cotidianos que, al considerarlos “normales”, no se les presta mucha atención. Me estoy refiriendo, por ejemplo: a los miedos (a suspender un examen, a encontrarse con algún compañero que se mete con él en el colegio o en el instituto...); a la culpa (por lo que uno ha hecho y por lo que necesitaba hacer y no hizo); al desamor (no se siente suficientemente querido por sus padres, o tiene baja autoestima); a dificultades para decidir; a las depresiones ocasionales, a los enfados..., En fin, a una serie de estados emocionales habituales con los que los niños y las personas adultas no se sienten bien.

Estos sufrimientos no se resuelven ignorándolos o tapándolos ya que, como siguen operativos, con frecuencia, se hacen más grandes y suelen estar de base de algunas enfermedades.

La forma de solucionarlos consiste en transformar esos sufrimientos en otras emociones, para lo cual se hace preciso modificar las creencias que los sostiene. Así, por ejemplo, la vivencia de miedo, se sustituirá por seguridad interna. O si alguien se compara emocionalmente y tiene complejo de inferioridad, requiere asumirse como una persona valiosa y con confianza en sí mismo.

Al mismo tiempo se necesita aceptar que esos sufrimientos están en uno mismo y que se activan con aspectos o situaciones externas. (A veces una simple palabra o un comentario son suficientes para abrir las puertas a un sufrimiento). Sin embargo, éste no se disuelve recriminando a quien lo ha dicho, sino comprendiendo que el sufrimiento está dentro de cada persona y la solución también.

Igual que se atienden las necesidades físicas y sociales de los niños, también se requiere atender y cuidar su campo emocional. No obstante, estos cuidados se hacen más complicados que enseñarles a limpiarse los dientes o explicarles un problema de matemáticas. Para educar las emociones de manera sana, los padres precisan elevar este tema a categoría de importante, e informarse y formarse. Pueden empezar utilizando los sufrimientos que se presentan como escuela de aprendizaje, observándolos y elaborando frases contrarias a dichos sufrimientos.


Via CRA ALTA RIBAGORZA

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