Finlandia NO piensa en PISA
Desde el síndrome Pisa que afecta a muchas administraciones e instituciones educativas, me gustaría escenificar su vaciedad y, en el límite, su contradicción entre lo que proclaman y lo que hacen. Tomo el ejemplo más mediático, Finlandia, como muestra.
A partir del mismo, desarrollo una serie de argumentos que invitan a la reflexión, más allá de tanto ruido y nervios que se empieza a vislumbrar en cierta clase política: en Diciembre de 2013 se publicarán los resultados del último informe. Un detalle: siempre me ha resultado extraño la persistencia del error. Pero no podemos dejar que nos arrastre: la educación merece una mejor dirección en todo su organigrama, frente a tanta endogamia partidista. Hay excepciones, pero son sólo eso: excepciones. Bastan tres argumentos:
A partir del mismo, desarrollo una serie de argumentos que invitan a la reflexión, más allá de tanto ruido y nervios que se empieza a vislumbrar en cierta clase política: en Diciembre de 2013 se publicarán los resultados del último informe. Un detalle: siempre me ha resultado extraño la persistencia del error. Pero no podemos dejar que nos arrastre: la educación merece una mejor dirección en todo su organigrama, frente a tanta endogamia partidista. Hay excepciones, pero son sólo eso: excepciones. Bastan tres argumentos:
- Finlandia no piensa en Pisa, piensa y lleva a cabo una personalización de la educación desde su primera etapa educativa.
- Finlandia no piensa en Pisa, piensa en tener a los mejores maestros y profesores posibles en su sistema educativo.
- Finlandia no piensa en Pisa, piensa en crear una atmósfera motivadora de aprendizaje en sus aulas.
Cuando a su alrededor escuchen el síndrome Pisa, pueden creerlo y unirse al partidismo de turno. Quien construye un discurso y utiliza una retórica vacía, se define a sí mismo. Cada lector que ponga nombre y apellidos a lo que decimos. Pero a nosotros ya no nos engañan: lo que dicen y lo que hacen es contradictorio. O el cambio se inicia, o todos ellos irán siendo desacreditados poco a poco, más aún de lo que están. O las administraciones inician un cambio inteligente, o no tendrán fuerza para iniciar un reformismo necesario. Sólo podemos exigir excelencia desde la ejemplaridad, el inmovilismo de las mismas hace que todo posible cambio que inicien, no sea creíble y asumido por la comunidad educativa.
Somos realistas: hay muchas cosas que se pueden hacer, pero no vale cualquier cambio, o cualquier discurso. Ahora llegan sus urgencias y todo se llenará con ese nombre mágico. La legitimidad en ejercicio se gana con el trabajo bien hecho. Recuérdenselo si se los encuentran: Finlandia no piensa en Pisa.
Visto en maestroambulante
Somos realistas: hay muchas cosas que se pueden hacer, pero no vale cualquier cambio, o cualquier discurso. Ahora llegan sus urgencias y todo se llenará con ese nombre mágico. La legitimidad en ejercicio se gana con el trabajo bien hecho. Recuérdenselo si se los encuentran: Finlandia no piensa en Pisa.
Visto en maestroambulante
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