Laukkanen: “Si en Finlandia aplicamos los recortes en educación de España, sería una catástrofe”:
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P.- ¿Cuáles son los factores que han convertido al sistema educativo finés en el más envidiado de Europa?
Hay una cosa muy importante. Y es que nuestros gobiernos, uno tras otro, han aceptado siempre el mismo objetivo en materia de educación. No ha sido como en otros países en los que un cambio de gobierno significa un cambio del sistema educativo. Cuando lo planteamos hubo un gran debate político y después análisis técnico por parte de los expertos. Se vio que era importante subir el nivel educativo de toda la población. Primero, porque Finlandia es un país pequeño, solo somos 5,4 millones de habitantes -más o menos como la población de la ciudad de Madrid- y, segundo, porque cuando empezamos a cambiar esto Finlandia era un país pobre que se basaba en la industria agropecuaria y en la madera. Por eso, pensamos que mejorar la calidad de la educación de los niños de primaria y de los maestros era imprescindible.
Otro aspecto importante es que exigimos mucho de nuestros chicos, de todos, de los mejores y de los peores. Buscamos el mismo objetivo: somos una pequeña nación que quiere subir el nivel educativo de todos ellos porque queremos sobrevivir en un mundo con gran nivel competitivo. Si nos comparamos con Corea del Sur, Japón, Shangay o Hong Kong podemos ver que ellos también salen muy bien parados. Pero en Finlandia hay una gran diferencia, el Estado se basa en la ley de la equidad en la que el Gobierno está para apoyar a los que menos recursos tengan. Buscamos el trato justo con el fin de mejorar sus destrezas y habilidades para llegar al nivel común de exigencia y que vuelvan a la corriente. Para aumentar nuestro bienestar necesitamos todos los cerebros de los jóvenes. Estos han sido los principales aspectos que nos han llevado hasta lo que somos hoy en día.
P.- ¿Cuánto tiene que pagar un padre para enviar a su hijo a un colegio público?
La educación en Finlandia es totalmente gratuita, desde preescolar hasta la Universidad. El comedor es gratuito en la mayor parte de los municipios y en algunos casos incluso tampoco tienen que pagar los libros de texto.
P.- ¿Qué peso tienen los centros educativos privados en el sistema finés?
No hay ninguna universidad privada, para empezar. En el nivel de Formación Profesional, tenemos algunos institutos, pero en total serán como mucho 15. En cuanto a la educación primaria, creo que la cifra anda en torno a las 90 escuelas privadas. Aunque éstos no son completamente privados, sino que son concertados por lo que la sociedad y el Estado aporta su parte a la educación de estos niños. Suelen ser escuelas con una pedagogía especial con respecto a la religión como las cristianas luteranas que inculcan sus principios religiosos en las aulas. No obstante, los programas escolares son los mismos en todos estos centros. Solo la manera de trabajar dentro del colegio es lo que puede ser diferente. Pero desde luego la diferencia no es tanta como la pueden llegar a tener en las escuelas públicas españolas.
P.- ¿Supone una gran inversión para los ciudadanos fineses sostener una educación pública de calidad?
En Finlandia las escuelas públicas se sostienen entre el Estado (que aporta el 57% de media) y los municipios (con el 43% restante). El Estado solo se ocupa al completo de la gestión de los centros de educación especial. Pero si hablamos de la inversión general, la educación solo supone un 12,2% del PIB (Producto Interior Bruto). Según mis datos España gasta un 10,8% de su PIB.
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P.-Antes ha mencionado que los profesores son una pieza angular para lograr una educación de calidad. ¿Qué se necesita para ser maestro en Finlandia?
Primero, tienen que presentarse a un examen con plazas limitadas. Después, la universidad selecciona a los mejores candidatos mediante una entrevista personal. Si uno quiere ser maestro de primaria tendrá que haber sido un gran estudiante de educación secundaria. Finalmente, solo un 10% de los que se presentan serán seleccionados. Queremos a los mejores profesores. En Finlandia es una profesión muy deseada y respetada por la sociedad. Cuando hablo con mis colegas de otros países dicen que lo que quieren ser los estudiantes es médico, abogado y si se les cierran las puertas puede que acaben en la enseñanza como mal menor. En otros países todos pueden convertirse en profesores y la selección se hace al cabo de un año. En cambio, aquí (por Finlandia) tenemos un numeros clausus, solo unos pocos podrán entrar.
Si se trata de un profesor especialista en una asignatura, tendrá que licenciarse en su especialidad y después estudiar la carrera de ciencias de la información. Aunque se pueden hacer en paralelo durante 5 años. Y por último, el máster. Con todo esto lo que queremos fomentar es una cultura de confianza, en la que la sociedad crea en los profesores y los profesores crean en los gobiernos. Cuando las autoridades creen en los docentes, todo va bien.
P.- Entonces, ¿Cree que aumentar el nivel de formación de los profesores incrementará a su vez la calidad de la enseñanza?
Sí, por supuesto. Es uno de los grandes pilares. Son varios aspectos interdependientes y si sacamos uno de los pilares básicos todo se derrumba. Uno de ellos -como ya hemos hablado- es cómo utilizamos el dinero, qué objetivos queremos que alcancen nuestros jóvenes estudiantes, la formación de los profesores y apoyar a aquellos que tienen dificultades. Por eso, cuando descubrimos que algo no va bien tenemos que actuar inmediatamente. Si no exigimos un alto nivel a nuestros estudiantes, todo se desmorona. Si nos preguntamos cómo mejorar el nivel de nuestros profesores, la formación continua es la respuesta. El gobierno se preocupa por ofrecer a los docentes una formación continua y los profesores finlandeses están muy motivados y se preocupan por mantener una actualización permanente. Además, es muy importante que los docentes comprendan cómo funcionan los métodos y técnicas de investigación para aplicar mejoras en la formación que ellos mismos imparten.
En cuanto a la equidad, empezamos con sistemas diferenciados en 1972: el superior y el bajo. Los estudiantes podían elegir cuál querían. Evidentemente, el más bajo no les dejaba avanzar más que a cierto estatus muy básico. Si hubiéramos continuado con ese sistema cuando comenzaron los rankings de PISA habría estudiantes que dominaríán las sumas de 2+2 y otros que comprenderían las funciones matemáticas. Y esa desigualdad no se podía permitir. En 1985 eliminamos estas categorías. La equidad parte de exigir a todos los chicos el mismo nivel.
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P.- Según la experiencia finesa, ¿Cree que la política de austeridad y recortes en las partidas destinadas a la educación que se están aplicando en España son las más adecuadas?
No quiero juzgar la política española, pero si aplicáramos esas medidas de recortes en Finlandia sería una catástrofe para la educación.
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P.- ¿Cuáles son los factores que han convertido al sistema educativo finés en el más envidiado de Europa?
Hay una cosa muy importante. Y es que nuestros gobiernos, uno tras otro, han aceptado siempre el mismo objetivo en materia de educación. No ha sido como en otros países en los que un cambio de gobierno significa un cambio del sistema educativo. Cuando lo planteamos hubo un gran debate político y después análisis técnico por parte de los expertos. Se vio que era importante subir el nivel educativo de toda la población. Primero, porque Finlandia es un país pequeño, solo somos 5,4 millones de habitantes -más o menos como la población de la ciudad de Madrid- y, segundo, porque cuando empezamos a cambiar esto Finlandia era un país pobre que se basaba en la industria agropecuaria y en la madera. Por eso, pensamos que mejorar la calidad de la educación de los niños de primaria y de los maestros era imprescindible.
Otro aspecto importante es que exigimos mucho de nuestros chicos, de todos, de los mejores y de los peores. Buscamos el mismo objetivo: somos una pequeña nación que quiere subir el nivel educativo de todos ellos porque queremos sobrevivir en un mundo con gran nivel competitivo. Si nos comparamos con Corea del Sur, Japón, Shangay o Hong Kong podemos ver que ellos también salen muy bien parados. Pero en Finlandia hay una gran diferencia, el Estado se basa en la ley de la equidad en la que el Gobierno está para apoyar a los que menos recursos tengan. Buscamos el trato justo con el fin de mejorar sus destrezas y habilidades para llegar al nivel común de exigencia y que vuelvan a la corriente. Para aumentar nuestro bienestar necesitamos todos los cerebros de los jóvenes. Estos han sido los principales aspectos que nos han llevado hasta lo que somos hoy en día.
P.- ¿Cuánto tiene que pagar un padre para enviar a su hijo a un colegio público?
La educación en Finlandia es totalmente gratuita, desde preescolar hasta la Universidad. El comedor es gratuito en la mayor parte de los municipios y en algunos casos incluso tampoco tienen que pagar los libros de texto.
P.- ¿Qué peso tienen los centros educativos privados en el sistema finés?
No hay ninguna universidad privada, para empezar. En el nivel de Formación Profesional, tenemos algunos institutos, pero en total serán como mucho 15. En cuanto a la educación primaria, creo que la cifra anda en torno a las 90 escuelas privadas. Aunque éstos no son completamente privados, sino que son concertados por lo que la sociedad y el Estado aporta su parte a la educación de estos niños. Suelen ser escuelas con una pedagogía especial con respecto a la religión como las cristianas luteranas que inculcan sus principios religiosos en las aulas. No obstante, los programas escolares son los mismos en todos estos centros. Solo la manera de trabajar dentro del colegio es lo que puede ser diferente. Pero desde luego la diferencia no es tanta como la pueden llegar a tener en las escuelas públicas españolas.
P.- ¿Supone una gran inversión para los ciudadanos fineses sostener una educación pública de calidad?
En Finlandia las escuelas públicas se sostienen entre el Estado (que aporta el 57% de media) y los municipios (con el 43% restante). El Estado solo se ocupa al completo de la gestión de los centros de educación especial. Pero si hablamos de la inversión general, la educación solo supone un 12,2% del PIB (Producto Interior Bruto). Según mis datos España gasta un 10,8% de su PIB.
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P.-Antes ha mencionado que los profesores son una pieza angular para lograr una educación de calidad. ¿Qué se necesita para ser maestro en Finlandia?
Primero, tienen que presentarse a un examen con plazas limitadas. Después, la universidad selecciona a los mejores candidatos mediante una entrevista personal. Si uno quiere ser maestro de primaria tendrá que haber sido un gran estudiante de educación secundaria. Finalmente, solo un 10% de los que se presentan serán seleccionados. Queremos a los mejores profesores. En Finlandia es una profesión muy deseada y respetada por la sociedad. Cuando hablo con mis colegas de otros países dicen que lo que quieren ser los estudiantes es médico, abogado y si se les cierran las puertas puede que acaben en la enseñanza como mal menor. En otros países todos pueden convertirse en profesores y la selección se hace al cabo de un año. En cambio, aquí (por Finlandia) tenemos un numeros clausus, solo unos pocos podrán entrar.
Si se trata de un profesor especialista en una asignatura, tendrá que licenciarse en su especialidad y después estudiar la carrera de ciencias de la información. Aunque se pueden hacer en paralelo durante 5 años. Y por último, el máster. Con todo esto lo que queremos fomentar es una cultura de confianza, en la que la sociedad crea en los profesores y los profesores crean en los gobiernos. Cuando las autoridades creen en los docentes, todo va bien.
P.- Entonces, ¿Cree que aumentar el nivel de formación de los profesores incrementará a su vez la calidad de la enseñanza?
Sí, por supuesto. Es uno de los grandes pilares. Son varios aspectos interdependientes y si sacamos uno de los pilares básicos todo se derrumba. Uno de ellos -como ya hemos hablado- es cómo utilizamos el dinero, qué objetivos queremos que alcancen nuestros jóvenes estudiantes, la formación de los profesores y apoyar a aquellos que tienen dificultades. Por eso, cuando descubrimos que algo no va bien tenemos que actuar inmediatamente. Si no exigimos un alto nivel a nuestros estudiantes, todo se desmorona. Si nos preguntamos cómo mejorar el nivel de nuestros profesores, la formación continua es la respuesta. El gobierno se preocupa por ofrecer a los docentes una formación continua y los profesores finlandeses están muy motivados y se preocupan por mantener una actualización permanente. Además, es muy importante que los docentes comprendan cómo funcionan los métodos y técnicas de investigación para aplicar mejoras en la formación que ellos mismos imparten.
En cuanto a la equidad, empezamos con sistemas diferenciados en 1972: el superior y el bajo. Los estudiantes podían elegir cuál querían. Evidentemente, el más bajo no les dejaba avanzar más que a cierto estatus muy básico. Si hubiéramos continuado con ese sistema cuando comenzaron los rankings de PISA habría estudiantes que dominaríán las sumas de 2+2 y otros que comprenderían las funciones matemáticas. Y esa desigualdad no se podía permitir. En 1985 eliminamos estas categorías. La equidad parte de exigir a todos los chicos el mismo nivel.
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P.- Según la experiencia finesa, ¿Cree que la política de austeridad y recortes en las partidas destinadas a la educación que se están aplicando en España son las más adecuadas?
No quiero juzgar la política española, pero si aplicáramos esas medidas de recortes en Finlandia sería una catástrofe para la educación.
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Pues no hay habría que hacer cosas para alcanzar el nivel de Finlandia. Tenemos mucho que mejorar, y a todos los niveles, centros, profes y los propios padres.
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